Así como maduran los frutos en la naturaleza, también lo hacen los procesos grupales que surgen del empuje del amor y la búsqueda de soluciones a dificultades que la vida presenta. La visión de dos personas convocó un buen grupo en pos de un mismo objetivo. Lentamente, fueron asumiendo y repartiendo responsabilidades,
llevando a cabo acciones que no tardaron en recibir aprobación, seguidores y mayor demanda.

Llegó entonces el momento de mirar hacia adentro y fortalecer el incipiente desarrollo institucional de la Fundación Brincar. Para ello, dedicaron tiempo y creatividad a profundizar en el propio reconocimiento, en el reconocimiento del otro y en la consolidación de sus vínculos.

Confirmaron, de esa manera, las líneas de trabajo, lograron conformar equipos responsables de cada línea, y delinear un plan de acción. La tarea de reflexión personal se completó en un nuevo encuentro plenario, el que a través de un soporte metodológico, facilitó la visualización de la situación presente y su proyección en el tiempo.
El trabajo, apenas acaba de empezar. Sin embargo, ya cuentan con varias herramientas que facilitarán cada nuevo paso a dar.